“Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:10).
Era una tarde lluviosa cuando Ana se quedó atrapada en el tráfico. Conducía de regreso a casa después de un largo día de trabajo y su paciencia se agotaba con cada bocinazo y cada minuto que pasaba sin moverse. En un momento de frustración, decidió apagar la radio y, en su lugar, orar. “Señor, ¿qué quieres decirme en este caos?”, murmuró.
Y entonces lo notó.
A su derecha, un anciano bajo la lluvia intentaba cruzar la calle, pero los autos pasaban sin detenerse. Ana respiró hondo, encendió sus luces intermitentes y bajó la ventana para indicarle que podía cruzar. El hombre le sonrió con gratitud y, en ese instante, sintió que Dios le susurraba: “Estoy aquí, en los pequeños gestos, en cada acto de amor.”
Dios nos habla en lo sencillo
Muchas veces esperamos que Dios nos hable con grandes señales: un milagro evidente, una revelación asombrosa o un momento de éxtasis espiritual. Pero la verdad es que Dios nos habla todos los días, en lo ordinario, en lo simple, en lo que parece irrelevante.
Jesús mismo nos enseñó esto con sus parábolas. En vez de explicar los misterios del Reino con discursos filosóficos, hablaba de semillas, pastores, banquetes y monedas perdidas. Nos mostraba que Dios actúa en lo cotidiano, si aprendemos a mirar con ojos de fe.
El Papa Francisco nos lo recuerda en Evangelii Gaudium:
“Dios se manifiesta en la ternura de un abrazo, en la compasión de un amigo, en la belleza de la creación. Su voz está en lo simple, pero nuestro corazón debe estar dispuesto a escuchar.”
Aprender a escuchar su voz
Samuel escuchó el llamado de Dios en la noche, pero al principio no lo reconoció. Necesitó la guía de Elí para comprender que era el Señor quien le hablaba. ¿Cuántas veces nosotros también ignoramos su voz porque estamos demasiado ocupados, distraídos o llenos de ruido?
Aquí te dejo algunas formas de entrenar el oído del alma para escuchar a Dios:
🔹 Silencio intencional: Apaga el celular unos minutos al día y permite que el Espíritu Santo hable a tu corazón.
🔹 Escritura Sagrada: La Biblia es la Palabra viva de Dios. ¿Qué tal leer un pequeño pasaje cada mañana y preguntarte: “Señor, ¿qué me quieres decir hoy?”
🔹 Acción concreta: Dios nos habla a través de las personas que pone en nuestro camino. Presta atención a las oportunidades de servir, amar y perdonar.
🔹 Oración sincera: No necesitas palabras sofisticadas. Solo dile: “Señor, enséñame a escucharte”.
¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que sentiste que Dios te hablaba?
Tal vez fue en una conversación con un amigo, en una homilía inesperada, en la sonrisa de un desconocido o en la paz después de una oración. Dios sigue hablando. Solo necesitamos afinar el oído.
💬 Cuéntanos en los comentarios: ¿Has tenido una experiencia en la que sentiste que Dios te hablaba de manera sencilla? Únete a nuestro grupo “Espiritualidad y Oración” en Lumen33 para compartir reflexiones y fortalecer nuestra capacidad de escuchar su voz. ¡Te esperamos! 🙏✨
¿Te gustaría seguir conversando sobre este tema? Únete al grupo relacionado y comparte tu experiencia con la comunidad.